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El limón mexicano se empezó a cultivar durante el siglo XX en Michoacán, extendiéndose hacia los estados aledaños. El limón forma parte importante de la cocina mexicana y es el compañero perfecto para saborear con diferentes tipos de caldos, tacos, pozole e incluso en postres, también es perfecto para saborear en bebidas, en un mojito o en un tequila. Pero eso no es todo, su versatilidad va más allá de lo culinario. A este fruto se le atribuyen alivios para ciertas enfermedades debido a sus propiedades refrescantes, antisépticas, antioxidantes y su alto contenido en la vitamina C.

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